12 de enero. Amanecí sola, un día más, forzando la máquina para que Alex se levantara pero sin poder arrancarlo del saco de dormir, me decidí a intentar hacer fuego sola, a pesar del turbio panorama con el que me encontraba, ya que había bastante rocío de la mañana sobre el campo y nos habíamos quedado sin ramas secas. El día anterior había visto a un hombre podar un árbol muy cercano a nuestra zona y a pesar de que las ramas estaban un poco húmedas… ¡ lo conseguí! Aunque el fuego solo duró para calentar un cacharro de agua.
Partimos a continuación del desayuno nuevamente hacia el norte y después de una frustrada carga de gasolina, debido a los benditos automatismos americanos y sus máquinas de “Self Pay” que Alex no supo usar, paramos en una calle junto a un puesto de socorristas, dejamos el coche aparcado como pudimos y caminamos por la arena. Una decena de fotógrafos y mucha gente sentada en la playa cual anfiteatro, nos indicaba que estábamos aproximándonos al furioso Banzai Pipeline. El mar estabas “bastante” tranquilo pero no por esto, menos entretenido, porque aquí mientras haya surfers o body boarders en el agua… el show está garantizado.
Después de presenciar el circo diario que se monta en el North Shore durante la temporada de olas, volvimos al coche y continuamos hasta una urbanización llamada “Sunset Colony” y apalancamos en la playa que se encuentra justo detrás, que creemos, presenta al break Velzyland. Alex se sumergió directo a surfear y yo me quedé tirada al sol, disfrutando de este clima idílico en cualquier invierno conocido. Sol y calor de verano en una playa de arena dorada, rodeada de bosque y enfrentada a la mar azul, sacudida por olas blancas y espumosas. La fuerza del Pacífico se siente con solo caminar su orilla, haciendo que tus pies sean atraídos hacia él, aunque no quieras.
Después de presenciar el circo diario que se monta en el North Shore durante la temporada de olas, volvimos al coche y continuamos hasta una urbanización llamada “Sunset Colony” y apalancamos en la playa que se encuentra justo detrás, que creemos, presenta al break Velzyland. Alex se sumergió directo a surfear y yo me quedé tirada al sol, disfrutando de este clima idílico en cualquier invierno conocido. Sol y calor de verano en una playa de arena dorada, rodeada de bosque y enfrentada a la mar azul, sacudida por olas blancas y espumosas. La fuerza del Pacífico se siente con solo caminar su orilla, haciendo que tus pies sean atraídos hacia él, aunque no quieras.
Cuando ya anochecía regresamos al camping haciendo una breve parada en el superette de Kahuku y compramos unas hamburguesas en lata en un estúpido intento de comer carne, descubriendo que sería mejor vivir a base noodles, que comer filetes de caucho a las brasas.
Moraleja: Si vas a un sitio y no ves vacas pastar… hazte vegetariano circunstancial.
EN RESUMEN
CLIMA: Parcialmente nublado y siempre, húmedo
FOGATA: Comprar leña en el superette o perder varias horas buscando ramas… húmedas.
GASOLINA: Acostumbrarse a recargarla, cual cajero automático.
PIPELINE: Pasea por la playa...
VELZYLAND: Surfea al atardecer
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